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Hellene Hiner's Blog
Todos podemos ser Músicos: Defensa de la Música
30 Sep 2014 06:13 - 30 Sep 2014 06:19 #16127
by hellene
Todos podemos ser Músicos: Defensa de la Música
Los problemas con las clases de música actualmente y cómo pueden solucionarse.
Cuando tenía siete años de edad tuve mi primera amarga experiencia de desencanto. Yo absolutamente amaba la música, tanto que hasta soñaba con ir a una escuela de música para aprender a tocar el piano. Qué alegría cuando supe que podía entrar en una. Con mucho entusiasmo saboreaba la imagen de mis preludios y valses favoritos simplemente con el fluir de mis dedos. Pero las cosas no fueron tan fáciles… La Escuela de Música resultó ser una verdadera pesadilla.
Por horas fui atormentada con despiadadas hojas de música, caminando penosamente a través de las notas como si estuviera tropezando en una densa jungla. Mis dedos se rehusaban a hacer lo que yo deseaba: la música no sucedía. Mi profesora no se daba cuenta de nada y me ordenaba tocar con “expresión y belleza” ¡Oh! ¿solamente eso? Dónde diablos estaba la belleza de la que ella hablaba? Cómo podía escuchar yo la música que estaba tocando cuando solamente trataba de que mis dedos golpearan las notas correctas a tiempo.
Por otro lado, en la escuela, ¡yo era una estrella en las clases de música!
Podíamos bailar, palmear cualquier ritmo y aun cantar nuestras canciones favoritas. No se necesitaba partitura además de que todo era tan sencillo. Se trataba de dos clases de “Música”: una era fácil y divertida y la otra era exigente y aburrida. Ambas me enseñaron poco. A decir verdad, ninguna me enseñó algo.
En casa, mi mamá se esforzaba conmigo sin que fuera de mucha ayuda: ella no sabía las notas mejor que yo. Llegó un momento en el que ella tomó una hoja de papel y escribió toda la canción con los nombres en ruso para cada nota, marcando cada nota escrita con el número que correspondía a cada dedo con el que debía tocar. Después, inclinada por encima de mí, comparaba todos mis movimientos con sus anotaciones. Así, tropezábamos una con la otra como cachorros. El interés que se pueda tener en este tipo de educacion se extingue fácilmente. No recuerdo que este método me ayudara mucho, pero al menos le daba a mi mamá consuelo. El piano vino a representar un instrumento de tortura. Es un milagro que no odie la música.
A pesar de esto, conseguí terminar mi educación musical. Para entender como pude ser más astuta que el sistema y lograr finalizar la escuela de música básica, preparatoria y el conservatorio, siempre con excelentes calificaciones, uno debe conocer la antigua anécdota:
“- Señor, dígame cómo fue que logró ser millonario?
- ¡Oh, fue un largo y doloroso proceso! En una calle encontré que vendían manzanas por 10 centavos y en otra, por 30 centavos. Compraba las manzanas por un precio y las vendía por el otro, siempre guardando la diferencia.
- ¿Y después?
- Bueno, después mi acaudalado tío murió, dejándome su herencia.”
Mi inesperada herencia me llegó como un milagro. En un momento me tocó el boleto dorado, el tono exacto, la habilidad natural para identificar las notas por su vibración tonal. Repentinamente supe cuál nota estaba escuchando, como si reconociera los colores que veía. ¡Era como recobrar la vista después de una vida a ciegas! Inesperadamente estaba provista de una llave y un hermoso mundo musical se abría ante mí. Podía escribir melodías que escuchaba sin una pausa. Y después de escribir una gran cantidad de canciones diferentes me di cuenta cómo se compone toda la música. ¡Resulta que todo en la música es en realidad simple y lógico! Lo que uno necesita es un punto de apoyo para ver esto y entenderlo. Empecé a tener pena por aquellos que continuaban pensando que la música seria es aburrida y complicada. En absoluto, quería demostrar a todos lo que la música es realmente, ver y querer aprender. Fue en ese momento que decidí ser profesora de música.
Al principio tuve más problema con esto que cualquier prodigio musical promedio. Me fui encontrando con toda una serie de obstáculos en la educación musical y los fui inspeccionando uno a uno con cuidado. Esto se convirtió en mi pasatiempo – una investigación de lo que enseña cómo enseñar. Después de saber de lo que yo era capaz acerca de enseñar y poniendo la teoría en la práctica, ya no podía creer en los métodos pedagógicos aceptados. Me di cuenta que sin pensar acerca de lo que hacemos, en solamente media hora podemos privar a un estudiante de su “llave para la música” para el resto de su vida. También, aunque encontráramos el modo de aligerar algo de la dificultad durante la lección, ¡no necesariamente significa que el estudiante será tan afortunado!
Mi difícil niñez con la música me ayudó a encontrar las preguntas precisas. ¿Qué y cómo estamos enseñando y cuál es el resultado final de nuestros esfuerzos? Por qué enseñamos de una manera y no de otra diferente? Cómo es posible brindar a una persona tanto la habilidad de escuchar y la de tocar? Por supuesto que yo sabía perfectamente que no a todas las personas les cae del cielo un buen oído… ¡pero cualquiera puede aprender a tocar música! Esto significa que es necesario buscar diferentes “llaves”, una para cada persona.
Back to the Mozart
Todos podemos ser Músicos: Defensa de la Música was created by hellene
Hellene Hiner, Nikolai Kurdyumov
Traducción y edición al Inglés por Valery Pinchuk
Traducción al Español por Lourdes García Esperón
Ilustraciones de Nikolai Krutikov
[/size]Traducción y edición al Inglés por Valery Pinchuk
Traducción al Español por Lourdes García Esperón
Ilustraciones de Nikolai Krutikov
Todos podemos ser Músicos: Defensa de la Música
Los problemas con las clases de música actualmente y cómo pueden solucionarse.
“Denme un punto de apoyo y moveré la Tierra”
-Arquímedes
-Arquímedes
El comienzo
Cuando tenía siete años de edad tuve mi primera amarga experiencia de desencanto. Yo absolutamente amaba la música, tanto que hasta soñaba con ir a una escuela de música para aprender a tocar el piano. Qué alegría cuando supe que podía entrar en una. Con mucho entusiasmo saboreaba la imagen de mis preludios y valses favoritos simplemente con el fluir de mis dedos. Pero las cosas no fueron tan fáciles… La Escuela de Música resultó ser una verdadera pesadilla.
Por horas fui atormentada con despiadadas hojas de música, caminando penosamente a través de las notas como si estuviera tropezando en una densa jungla. Mis dedos se rehusaban a hacer lo que yo deseaba: la música no sucedía. Mi profesora no se daba cuenta de nada y me ordenaba tocar con “expresión y belleza” ¡Oh! ¿solamente eso? Dónde diablos estaba la belleza de la que ella hablaba? Cómo podía escuchar yo la música que estaba tocando cuando solamente trataba de que mis dedos golpearan las notas correctas a tiempo.
Por otro lado, en la escuela, ¡yo era una estrella en las clases de música!
Podíamos bailar, palmear cualquier ritmo y aun cantar nuestras canciones favoritas. No se necesitaba partitura además de que todo era tan sencillo. Se trataba de dos clases de “Música”: una era fácil y divertida y la otra era exigente y aburrida. Ambas me enseñaron poco. A decir verdad, ninguna me enseñó algo.
En casa, mi mamá se esforzaba conmigo sin que fuera de mucha ayuda: ella no sabía las notas mejor que yo. Llegó un momento en el que ella tomó una hoja de papel y escribió toda la canción con los nombres en ruso para cada nota, marcando cada nota escrita con el número que correspondía a cada dedo con el que debía tocar. Después, inclinada por encima de mí, comparaba todos mis movimientos con sus anotaciones. Así, tropezábamos una con la otra como cachorros. El interés que se pueda tener en este tipo de educacion se extingue fácilmente. No recuerdo que este método me ayudara mucho, pero al menos le daba a mi mamá consuelo. El piano vino a representar un instrumento de tortura. Es un milagro que no odie la música.
A pesar de esto, conseguí terminar mi educación musical. Para entender como pude ser más astuta que el sistema y lograr finalizar la escuela de música básica, preparatoria y el conservatorio, siempre con excelentes calificaciones, uno debe conocer la antigua anécdota:
“- Señor, dígame cómo fue que logró ser millonario?
- ¡Oh, fue un largo y doloroso proceso! En una calle encontré que vendían manzanas por 10 centavos y en otra, por 30 centavos. Compraba las manzanas por un precio y las vendía por el otro, siempre guardando la diferencia.
- ¿Y después?
- Bueno, después mi acaudalado tío murió, dejándome su herencia.”
Mi inesperada herencia me llegó como un milagro. En un momento me tocó el boleto dorado, el tono exacto, la habilidad natural para identificar las notas por su vibración tonal. Repentinamente supe cuál nota estaba escuchando, como si reconociera los colores que veía. ¡Era como recobrar la vista después de una vida a ciegas! Inesperadamente estaba provista de una llave y un hermoso mundo musical se abría ante mí. Podía escribir melodías que escuchaba sin una pausa. Y después de escribir una gran cantidad de canciones diferentes me di cuenta cómo se compone toda la música. ¡Resulta que todo en la música es en realidad simple y lógico! Lo que uno necesita es un punto de apoyo para ver esto y entenderlo. Empecé a tener pena por aquellos que continuaban pensando que la música seria es aburrida y complicada. En absoluto, quería demostrar a todos lo que la música es realmente, ver y querer aprender. Fue en ese momento que decidí ser profesora de música.
Al principio tuve más problema con esto que cualquier prodigio musical promedio. Me fui encontrando con toda una serie de obstáculos en la educación musical y los fui inspeccionando uno a uno con cuidado. Esto se convirtió en mi pasatiempo – una investigación de lo que enseña cómo enseñar. Después de saber de lo que yo era capaz acerca de enseñar y poniendo la teoría en la práctica, ya no podía creer en los métodos pedagógicos aceptados. Me di cuenta que sin pensar acerca de lo que hacemos, en solamente media hora podemos privar a un estudiante de su “llave para la música” para el resto de su vida. También, aunque encontráramos el modo de aligerar algo de la dificultad durante la lección, ¡no necesariamente significa que el estudiante será tan afortunado!
Mi difícil niñez con la música me ayudó a encontrar las preguntas precisas. ¿Qué y cómo estamos enseñando y cuál es el resultado final de nuestros esfuerzos? Por qué enseñamos de una manera y no de otra diferente? Cómo es posible brindar a una persona tanto la habilidad de escuchar y la de tocar? Por supuesto que yo sabía perfectamente que no a todas las personas les cae del cielo un buen oído… ¡pero cualquiera puede aprender a tocar música! Esto significa que es necesario buscar diferentes “llaves”, una para cada persona.
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02 Oct 2014 05:30 #16140
by hellene
Durante mucho tiempo en mi escuela de música, tenía las calificaciones más bajas de mi clase. Es mejor ni siquiera pensar sobre algunas cosas que tuve que pasar ahí. Mi buen oído cambió la situación desde la raíz; de mediocre, súbitamente pase a ser talentosa y extraordinaria. Esto no significó que todos mis problemas desaparecieron, sin embargo era la primera vez en mi vida en que los maestros empezaron a considerarme seriamente – ¡Qué gran diferencia marcaba el buen oído!
Entonces, por fin, nuestra escuela de música tuvo sus exámenes finales. Uno por uno, mis compañeros de clase a los que siempre había visto como inalcanzables, se elevaban al nivel de interpretar. Para ellos era fácil aprender y cada año al final, interpretaban con excelentes calificaciones. Nunca ni en mis más remotos sueños me veía como parte de ellos. Esa vez, sin embargo, mi interpretación fue tan buena como para también obtener una excelente calificación! Era mi primer “5” en siete años. Finalmente salía victoriosa! Con mis ojos llenos de lágrimas me prometí que definitivamente encontraría un modo de enseñar a todos los niños a escuchar, entender e interpretar música.
Después de ese fatídico día, tres décadas transcurrieron. Yo esperaba encontrar muchos compañeros de armas, deseando como yo un mejor sistema de educación musical. Esto resultó ser una ingenua suposición mía. No importaban mis logros, siempre era considerada como extraña, tanto en la escuela de música como en el conservatorio. Nunca olvidaré lo que se sentía ser un estudiante “2”, algo que muchos de mis compañeros nunca experimentaron. Esta precisa diferencia marcaría el rumbo de mi profesión. Más que nada yo quería saber más sobre enseñanza musical. Por alguna razón este tema no entusiasmaba a mis profesores. Pedagogía, psicología y metodología no eran materias bienvenidas ni por estudiantes ni profesores. Las materias más populares eran las especializaciones: piano, teoría de la música, literatura de la música y crítica. Las escuelas de música se especializaban en producir concertistas o musicólogos que escribían tesis especializadas y densas. Irónicamente muchos de estos graduados terminaban enseñando a los principiantes en las escuelas de música. Y por supuesto, utilizando con los pequeños, los mismos métodos que ellos aprendieron en los conservatorios!
Resulta que existe una actitud irónica, irrespetuosa y a veces hasta, de odio en el corazón mismo de la educación musical hacia la pedagogía. Los graduados que terminan la universidad tienen problema en encontrar trabajo y eventualmente recurren a la enseñanza de niños como un inevitable mal. Además de que trabajar por un grado musical en el ámbito de la educación no se considera una buena elección de carrera. Por consiguiente, la mayoría de los profesores corren en busca de “talentos” para pulirlos y así poder mostrar el resultado final sin mucho trabajo. Son escasos los interesados en buscar opciones para crear habilidades musicales como escuchar, leer música a primera vista, tocar un instrumento y composición en estudiantes que carecen de ellas. ¡Esto es considerado como imposible!
Incluso, por qué es tan difícil encontrar trabajo? El campo de la interpretación está sobresaturado, además de que no hay mucha demanda. Sin personas con educación musical este arte no puede valorarse. Esto significa que hacer más efectiva la educación musical disponible para un mayor número de personas es aún más importante que preparar ejecutantes. Es una realidad que la mayoría de las personas del planeta son iletrados musicales. Muchas personas no son ni siquiera capaces de memorizar mas que una simple melodía. Debido a esto los medios de comunicación están saturados con música pop, que todos sabemos, no es muy avanzada. Aún peor, sólo algunos profesionales sienten responsabilidad al respecto. “La gente recibe lo que quiere, ¿cierto?“ dicen, con un gesto de desdén.
Cuando escogí en el tema de mi tesis examinar la mejor manera de enseñar a los niños a escuchar y entender música sinfónica, hubo un escándalo en el departamento de mi Alma Mater. Me llamaron a la oficina para pedir que pensara con cuidado acerca de mi elección. Me explicaron que este tipo de tema no era adecuado para alguien como yo y que una carrera en musicología conllevaba su propia tumba. Esto me pareció extremadamente injusto! Estaba segura que un trabajo de esta naturaleza equivalía a miles de otros que eran profundamente “científicos” simplemente por parecerlo. En realidad mi trabajo estaba dedicado a hacer más accesible la música para la “gente” promedio. Sin hacer mucho caso a las protestas, escribí y defendí exitosamente mi tesis. Aún ahora, no puedo contener la ansiedad que sentí por el futuro del lenguaje de la música.
Aún topándome con estas dificultades en el conservatorio aprendí la más valiosa lección: no podía contar con los demás para realizar ningún cambio. Dependía de mí no solamente arreglar los problemas de educación musical, sino evadir a mis colegas que no los detectaban o no querían hacerlo. Cuando emigré a los Estados Unidos aprendí otra lección: la devaluación de la pedagogía musical es un fenómeno mundial. Tanto en la anterior URSS como en EUA encontraba un marcado desinterés en educación musical pública. Ni las organizaciones o los grupos de músicos, o las dependencias de gobierno, tampoco la mayoría de mis colegas entendían que se puede enseñar música a cualquier persona.
En el corazón de la educación musical se encuentra un astuto axioma: no hay sentido en enseñar el lenguaje de la música a las masas porque es sólo para los talentosos. Qué comodidad para los profesores! Si nuestros estudiantes no pueden aprender a tocar un instrumento, entonces es culpa de ellos pues no tienen suficiente talento! Dejamos de ser responsables de los resultados y no hay motivación para buscar nuevos métodos productivos de enseñanza. ¡Pero estos métodos ya existen! Sí hay una solución real para los iletrados musicales. ¡La inhabilidad elemental para educar a toda la gente, no importando que no tengan talento puede remediarse!
Entonces, ¿cuál es el problema? Es extremadamente difícil enseñar música. La mayoría de los niños lo abandonan rápidamente. Si logran estudiar en la escuela de música, abandonan el piano después de su graduación para no volver a tocarlo. Algunos niños no tienen buen oído, sin mencionar la paciencia y perseverancia necesarias para años de práctica. La música no es para todos. Si no es para todos, entonces por qué la gente aprecia tanto escucharla. En la escuela nos repiten: “querer es poder” sin embargo cuando aplicamos el dicho a las clases de piano, se nos dice que el deseo de aprender no es suficiente. ¿Podemos considerar esto aceptable? Las personas sin oído musical viven a nuestro alrededor y es un hecho que pueden educar su oído como la adquisición de cualquier otra habilidad.
¿Es realmente imposible enseñar música a todas las personas?
Para mejor entender, busqué respuestas por todos lados: en la teoría e historia de la música, en la psicología de la percepción musical, en neurología, la metodología social y musical, en la pedagogía musical y en lingüística. ¡Mientras más investigaba mejor entendía que nuestros métodos de enseñanza solamente entorpecen la educación musical! No es como si un enorme oso hubiera rugido en las orejas de gran parte de la población mundial y arruinado su oído musical, o que Dios hubiera espolvoreado “talento” sólo en las cabezas de algunas personas. Somos los responsables de nuestra propia impotencia musical – o para ser más precisa, nosotros, los educadores musicales.
Resulta que día tras día, de lección en lección, inconscientemente afectamos la manera gradual del aprendizaje, irresponsablemente sobrecargamos la percepción del estudiante, sistemáticamente ignoramos sus habilidades adquiridas y pedimos lo imposible.
Incapaz de realizar todo lo que le pedimos, el niño queda perdido y confundido, y entonces nosotros, frustrados hasta las lágrimas, lo culpamos, instilando una inhabilidad de aprender y desilusionado de la música. En lugar de brindar a los niños una “llave”, con firmeza los privamos de este apoyo. Después decimos, ¡“Bueno, no todos nacieron para esto”!
______________________________________________
Las calificaciones escolares en la Unión Soviética iban desde: 1: “Muy bajo” hasta 5: “Excelente.”
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Replied by hellene on topic Todos podemos ser Músicos: Defensa de la Música
Durante mucho tiempo en mi escuela de música, tenía las calificaciones más bajas de mi clase. Es mejor ni siquiera pensar sobre algunas cosas que tuve que pasar ahí. Mi buen oído cambió la situación desde la raíz; de mediocre, súbitamente pase a ser talentosa y extraordinaria. Esto no significó que todos mis problemas desaparecieron, sin embargo era la primera vez en mi vida en que los maestros empezaron a considerarme seriamente – ¡Qué gran diferencia marcaba el buen oído!
Entonces, por fin, nuestra escuela de música tuvo sus exámenes finales. Uno por uno, mis compañeros de clase a los que siempre había visto como inalcanzables, se elevaban al nivel de interpretar. Para ellos era fácil aprender y cada año al final, interpretaban con excelentes calificaciones. Nunca ni en mis más remotos sueños me veía como parte de ellos. Esa vez, sin embargo, mi interpretación fue tan buena como para también obtener una excelente calificación! Era mi primer “5” en siete años. Finalmente salía victoriosa! Con mis ojos llenos de lágrimas me prometí que definitivamente encontraría un modo de enseñar a todos los niños a escuchar, entender e interpretar música.
Después de ese fatídico día, tres décadas transcurrieron. Yo esperaba encontrar muchos compañeros de armas, deseando como yo un mejor sistema de educación musical. Esto resultó ser una ingenua suposición mía. No importaban mis logros, siempre era considerada como extraña, tanto en la escuela de música como en el conservatorio. Nunca olvidaré lo que se sentía ser un estudiante “2”, algo que muchos de mis compañeros nunca experimentaron. Esta precisa diferencia marcaría el rumbo de mi profesión. Más que nada yo quería saber más sobre enseñanza musical. Por alguna razón este tema no entusiasmaba a mis profesores. Pedagogía, psicología y metodología no eran materias bienvenidas ni por estudiantes ni profesores. Las materias más populares eran las especializaciones: piano, teoría de la música, literatura de la música y crítica. Las escuelas de música se especializaban en producir concertistas o musicólogos que escribían tesis especializadas y densas. Irónicamente muchos de estos graduados terminaban enseñando a los principiantes en las escuelas de música. Y por supuesto, utilizando con los pequeños, los mismos métodos que ellos aprendieron en los conservatorios!
Resulta que existe una actitud irónica, irrespetuosa y a veces hasta, de odio en el corazón mismo de la educación musical hacia la pedagogía. Los graduados que terminan la universidad tienen problema en encontrar trabajo y eventualmente recurren a la enseñanza de niños como un inevitable mal. Además de que trabajar por un grado musical en el ámbito de la educación no se considera una buena elección de carrera. Por consiguiente, la mayoría de los profesores corren en busca de “talentos” para pulirlos y así poder mostrar el resultado final sin mucho trabajo. Son escasos los interesados en buscar opciones para crear habilidades musicales como escuchar, leer música a primera vista, tocar un instrumento y composición en estudiantes que carecen de ellas. ¡Esto es considerado como imposible!
Incluso, por qué es tan difícil encontrar trabajo? El campo de la interpretación está sobresaturado, además de que no hay mucha demanda. Sin personas con educación musical este arte no puede valorarse. Esto significa que hacer más efectiva la educación musical disponible para un mayor número de personas es aún más importante que preparar ejecutantes. Es una realidad que la mayoría de las personas del planeta son iletrados musicales. Muchas personas no son ni siquiera capaces de memorizar mas que una simple melodía. Debido a esto los medios de comunicación están saturados con música pop, que todos sabemos, no es muy avanzada. Aún peor, sólo algunos profesionales sienten responsabilidad al respecto. “La gente recibe lo que quiere, ¿cierto?“ dicen, con un gesto de desdén.
Cuando escogí en el tema de mi tesis examinar la mejor manera de enseñar a los niños a escuchar y entender música sinfónica, hubo un escándalo en el departamento de mi Alma Mater. Me llamaron a la oficina para pedir que pensara con cuidado acerca de mi elección. Me explicaron que este tipo de tema no era adecuado para alguien como yo y que una carrera en musicología conllevaba su propia tumba. Esto me pareció extremadamente injusto! Estaba segura que un trabajo de esta naturaleza equivalía a miles de otros que eran profundamente “científicos” simplemente por parecerlo. En realidad mi trabajo estaba dedicado a hacer más accesible la música para la “gente” promedio. Sin hacer mucho caso a las protestas, escribí y defendí exitosamente mi tesis. Aún ahora, no puedo contener la ansiedad que sentí por el futuro del lenguaje de la música.
Aún topándome con estas dificultades en el conservatorio aprendí la más valiosa lección: no podía contar con los demás para realizar ningún cambio. Dependía de mí no solamente arreglar los problemas de educación musical, sino evadir a mis colegas que no los detectaban o no querían hacerlo. Cuando emigré a los Estados Unidos aprendí otra lección: la devaluación de la pedagogía musical es un fenómeno mundial. Tanto en la anterior URSS como en EUA encontraba un marcado desinterés en educación musical pública. Ni las organizaciones o los grupos de músicos, o las dependencias de gobierno, tampoco la mayoría de mis colegas entendían que se puede enseñar música a cualquier persona.
En el corazón de la educación musical se encuentra un astuto axioma: no hay sentido en enseñar el lenguaje de la música a las masas porque es sólo para los talentosos. Qué comodidad para los profesores! Si nuestros estudiantes no pueden aprender a tocar un instrumento, entonces es culpa de ellos pues no tienen suficiente talento! Dejamos de ser responsables de los resultados y no hay motivación para buscar nuevos métodos productivos de enseñanza. ¡Pero estos métodos ya existen! Sí hay una solución real para los iletrados musicales. ¡La inhabilidad elemental para educar a toda la gente, no importando que no tengan talento puede remediarse!
Entonces, ¿cuál es el problema? Es extremadamente difícil enseñar música. La mayoría de los niños lo abandonan rápidamente. Si logran estudiar en la escuela de música, abandonan el piano después de su graduación para no volver a tocarlo. Algunos niños no tienen buen oído, sin mencionar la paciencia y perseverancia necesarias para años de práctica. La música no es para todos. Si no es para todos, entonces por qué la gente aprecia tanto escucharla. En la escuela nos repiten: “querer es poder” sin embargo cuando aplicamos el dicho a las clases de piano, se nos dice que el deseo de aprender no es suficiente. ¿Podemos considerar esto aceptable? Las personas sin oído musical viven a nuestro alrededor y es un hecho que pueden educar su oído como la adquisición de cualquier otra habilidad.
¿Es realmente imposible enseñar música a todas las personas?
Para mejor entender, busqué respuestas por todos lados: en la teoría e historia de la música, en la psicología de la percepción musical, en neurología, la metodología social y musical, en la pedagogía musical y en lingüística. ¡Mientras más investigaba mejor entendía que nuestros métodos de enseñanza solamente entorpecen la educación musical! No es como si un enorme oso hubiera rugido en las orejas de gran parte de la población mundial y arruinado su oído musical, o que Dios hubiera espolvoreado “talento” sólo en las cabezas de algunas personas. Somos los responsables de nuestra propia impotencia musical – o para ser más precisa, nosotros, los educadores musicales.
Resulta que día tras día, de lección en lección, inconscientemente afectamos la manera gradual del aprendizaje, irresponsablemente sobrecargamos la percepción del estudiante, sistemáticamente ignoramos sus habilidades adquiridas y pedimos lo imposible.
Incapaz de realizar todo lo que le pedimos, el niño queda perdido y confundido, y entonces nosotros, frustrados hasta las lágrimas, lo culpamos, instilando una inhabilidad de aprender y desilusionado de la música. En lugar de brindar a los niños una “llave”, con firmeza los privamos de este apoyo. Después decimos, ¡“Bueno, no todos nacieron para esto”!
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Las calificaciones escolares en la Unión Soviética iban desde: 1: “Muy bajo” hasta 5: “Excelente.”
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05 Oct 2014 05:26 - 05 Oct 2014 05:28 #16160
by hellene
Casi siempre que presencio una clase tradicional de piano, recuerdo a esta tenaz abuelita. El trabajo con los alumnos parece ser suficientemente diligente, el maestro pone todo su esfuerzo y nervios, pero el resultado si es que hay uno, no se basa en gratitud, ¡inclusive a pesar de sus esfuerzos!
Formar a alguien conlleva una muy precisa secuencia en la adquisición de habilidades. Algunas deben ser dominadas antes de otras. De una en una, las habilidades dependen de otras para desarrollarse. Antes de aprender a pararse, no se puede aprender a caminar. Antes de aprender a caminar, no se puede correr. El método tradicional de enseñar música continuamente confunde e interrumpe este proceso gradual y el trabajo del maestro es como el de un ama de casa que constantemente tira basura al piso para recogerla otra vez. Y claro, ¡la culpa de todo el trabajo extra la tiene la basura!
Cada vez que hablo con franqueza del hecho que vivimos en un mundo iletrado musicalmente, mis palabras suscitan una tormenta de impaciencia entre mis colegas. Yo sé que trabajan duro sin descanso y se esfuerzan para hacer sus clases lo más interesante y productivas. ¡Pero el limpiador contraproducente lo hace con más fuerza! El esfuerzo no es el problema. No es la cantidad de paciencia y diligencia. Lo importante es el resultado alcanzado.
Una persona iletrada musicalmente es aquella que no puede tocar un instrumento con confianza, que no puede leer fielmente las claves, ni cantar leyendo las notas o escribir notación musical. Es un hecho que solamente con raras excepciones, nuestra generación es iletrada musicalmente. En las escuelas públicas las clases de música ni remotamente se preocupan con literatura musical. En las escuelas de música aunque suene extraño, las cosas no son mejores. ¡Es muy improbable que cada alumno que termina 5-7 años en la escuela de música pueda fácilmente tocar y leer notas! No importa cuántos maestros se hayan esforzado, el mundo de los sonidos musicales continua siendo un libro cerrado para la mayoría arrolladora. Lo peor es que toda esa gente desprovista, cree que para entender la música se debe tener un misterioso e innato talento y sin él, su búsqueda es inútil.
La verdadera desgracia es que aun los educadores caen en esta convicción. Los maestros, como regla, deben ser brillantes y talentosos desde el principio. Posiblemente alguno tiene buen oído, mientras que otro pudo haber tenido un dotado maestro. Y claro, aquellos que tomaron clases de piano, recuerdan cómo tenían que practicar por horas. Estos mismos educadores están ahora convencidos que una aptitud musical innata, asiduidad y un maestro talentoso son esenciales para el éxito. Así era y así siempre será, a menos que algo cambie.
Pero por qué no hacemos algunas preguntas tabú?
• ¿Qué tal si es posible enseñar música a todas las personas, aunque no sean talentosas o sean impacientes?
• ¿Qué tal si todos los niños de las escuelas públicas pueden exitosamente aprender a tocar el piano, leer notas y escribir música mientras escuchan una ejecución?
• ¿No es necesario crear un intérprete en cada niño? ¿Puede ser que lo más importante de la educación musical sea escuchar y entender música? ¿Y si la realización de la interpretación personal es el fundamento de esta habilidad?
• ¿Cómo debe uno trabajar si la habilidad de escuchar y entender la música solamente se puede alcanzar a través de aprender a leer música?
• ¿Y si la presencia del maestro es importante pero no esencial en la educación musical?
• ¿Es o no nuestro deber crear un sistema efectivo indoloro de auto-educación en el que seamos asistentes temporales?
• ¿Es la obsesión con la personalidad del maestro un indicador de la debilidad del mismo sistema de educación?
• ¿Y qué si nuestros métodos están funcionando mal no por falta de habilidad en nuestros estudiantes sino por ser métodos incorrectos?
Si usted puede seriamente considerar estas preguntas al continuar leyendo, comprobará que he tratado de abordarlas en detalle. Para mí es completamente obvio: la educación musical tradicional se basa en falsas sucesiones, va en contra de las leyes fundamentales de la percepción, psicología y fisiología e ignora el camino hacia la formación y fortalecimiento de habilidades. Aprender, una actividad que debería ser natural y un proceso que se disfruta, está encadenado con actividades vacías e inútiles. El resultado de estas condiciones es mucho peor de lo que podría ser. Sé lo que digo, no hay razón de continuar enseñando de esta manera.
_______________________________
2 Un poema jocoso ruso
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Replied by hellene on topic Todos podemos ser Músicos: Defensa de la Música
Había una anciana de Chorzow
cuyos nietos eran terribles
así que golpeo con bombas
flautas y trombas,
para hacerlos perfectibles. 2
cuyos nietos eran terribles
así que golpeo con bombas
flautas y trombas,
para hacerlos perfectibles. 2
Casi siempre que presencio una clase tradicional de piano, recuerdo a esta tenaz abuelita. El trabajo con los alumnos parece ser suficientemente diligente, el maestro pone todo su esfuerzo y nervios, pero el resultado si es que hay uno, no se basa en gratitud, ¡inclusive a pesar de sus esfuerzos!
Formar a alguien conlleva una muy precisa secuencia en la adquisición de habilidades. Algunas deben ser dominadas antes de otras. De una en una, las habilidades dependen de otras para desarrollarse. Antes de aprender a pararse, no se puede aprender a caminar. Antes de aprender a caminar, no se puede correr. El método tradicional de enseñar música continuamente confunde e interrumpe este proceso gradual y el trabajo del maestro es como el de un ama de casa que constantemente tira basura al piso para recogerla otra vez. Y claro, ¡la culpa de todo el trabajo extra la tiene la basura!
Cada vez que hablo con franqueza del hecho que vivimos en un mundo iletrado musicalmente, mis palabras suscitan una tormenta de impaciencia entre mis colegas. Yo sé que trabajan duro sin descanso y se esfuerzan para hacer sus clases lo más interesante y productivas. ¡Pero el limpiador contraproducente lo hace con más fuerza! El esfuerzo no es el problema. No es la cantidad de paciencia y diligencia. Lo importante es el resultado alcanzado.
Una persona iletrada musicalmente es aquella que no puede tocar un instrumento con confianza, que no puede leer fielmente las claves, ni cantar leyendo las notas o escribir notación musical. Es un hecho que solamente con raras excepciones, nuestra generación es iletrada musicalmente. En las escuelas públicas las clases de música ni remotamente se preocupan con literatura musical. En las escuelas de música aunque suene extraño, las cosas no son mejores. ¡Es muy improbable que cada alumno que termina 5-7 años en la escuela de música pueda fácilmente tocar y leer notas! No importa cuántos maestros se hayan esforzado, el mundo de los sonidos musicales continua siendo un libro cerrado para la mayoría arrolladora. Lo peor es que toda esa gente desprovista, cree que para entender la música se debe tener un misterioso e innato talento y sin él, su búsqueda es inútil.
La verdadera desgracia es que aun los educadores caen en esta convicción. Los maestros, como regla, deben ser brillantes y talentosos desde el principio. Posiblemente alguno tiene buen oído, mientras que otro pudo haber tenido un dotado maestro. Y claro, aquellos que tomaron clases de piano, recuerdan cómo tenían que practicar por horas. Estos mismos educadores están ahora convencidos que una aptitud musical innata, asiduidad y un maestro talentoso son esenciales para el éxito. Así era y así siempre será, a menos que algo cambie.
Pero por qué no hacemos algunas preguntas tabú?
• ¿Qué tal si es posible enseñar música a todas las personas, aunque no sean talentosas o sean impacientes?
• ¿Qué tal si todos los niños de las escuelas públicas pueden exitosamente aprender a tocar el piano, leer notas y escribir música mientras escuchan una ejecución?
• ¿No es necesario crear un intérprete en cada niño? ¿Puede ser que lo más importante de la educación musical sea escuchar y entender música? ¿Y si la realización de la interpretación personal es el fundamento de esta habilidad?
• ¿Cómo debe uno trabajar si la habilidad de escuchar y entender la música solamente se puede alcanzar a través de aprender a leer música?
• ¿Y si la presencia del maestro es importante pero no esencial en la educación musical?
• ¿Es o no nuestro deber crear un sistema efectivo indoloro de auto-educación en el que seamos asistentes temporales?
• ¿Es la obsesión con la personalidad del maestro un indicador de la debilidad del mismo sistema de educación?
• ¿Y qué si nuestros métodos están funcionando mal no por falta de habilidad en nuestros estudiantes sino por ser métodos incorrectos?
Si usted puede seriamente considerar estas preguntas al continuar leyendo, comprobará que he tratado de abordarlas en detalle. Para mí es completamente obvio: la educación musical tradicional se basa en falsas sucesiones, va en contra de las leyes fundamentales de la percepción, psicología y fisiología e ignora el camino hacia la formación y fortalecimiento de habilidades. Aprender, una actividad que debería ser natural y un proceso que se disfruta, está encadenado con actividades vacías e inútiles. El resultado de estas condiciones es mucho peor de lo que podría ser. Sé lo que digo, no hay razón de continuar enseñando de esta manera.
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2 Un poema jocoso ruso
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Last edit: 05 Oct 2014 05:28 by hellene.
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06 Oct 2014 19:51 #16167
by hellene
Cada día se abren nuevos estudios y organizaciones de música. En los artículos que se publican dentro de cualquier comunidad pedagógica relacionada, encuentras primero y ante todo muchas palabras acerca de la importancia de la educación musical y la preservación de la música como un arte pero la mayoría de las personas en nuestro mundo continúa siendo iletrado musicalmente. No pueden tocar ni un solo instrumento, leer notación musical, cantar leyendo las notas o escribir música sobre papel.
En la actualidad no es difícil enseñar literatura musical en escuelas públicas. Sería simplemente necesario introducir métodos más efectivos de enseñanza en la práctica escolar. Sin embargo, las escuelas tienen otra visión; se piensa que para salvar la música, se deben de vender más libros e instrumentos, ofrecer más clases, sin mencionar que los padres deben estar convencidos, al igual que el personal administrativo y los sectores de gobierno, que la educación musical es importante. Y ante la pregunta de por qué la música que necesita ser salvada no educa realmente, bueno eso es considerado un ofensivo e indecente tópico.
Cientos de miles de educadores están atrapados en una tormenta de actividad: gastan millones de horas con alumnos, se reúnen en convenciones, envían folletos multicolores exponiendo la positiva influencia de la música en el cerebro, publican hojas de música y libros, y organizan protestas en defensa de la educación musical. ¡Esto ha pasado por casi un siglo! Pareciera que estos esfuerzos se han unido para poner a la educación musical en el foco de atención. Sin embargo la situación continúa siendo la misma: todavía tenemos una sociedad musicalmente iletrada.
Nuestros niños están creciendo sin música viva. Los padres no pueden tocar ni una canción de cuna, los instructores en las guarderías no pueden tocar ni la más simple de las rondas infantiles y los adolescentes no pueden escribir en papel una simple melodía que les venga a la mente. El resultado es una inhabilidad extendida de escuchar formas avanzadas de buena música. Las formas más simples y sin interés de música, dominan la radio, los álbumes con los sellos discográficos de mayor venta y funciones en vivo. Ha sido mucho tiempo el que ha transcurrido sin que nuestra sociedad haya producido nuevos Mozarts y Beethovens y la gente gradualmente ha perdido interés en la música seria.
A esta altura ustedes se preguntarán: ¿Pero es realmente necesario que todas las personas aprendan música al mismo nivel que un alumno en una escuela de música? La respuesta es que no solamente es necesario, sino completamente posible. ¿No encuentran sorprendente que el 99% de los norteamericanos puedan leer y escribir? ¡Les aseguro que el aprendizaje para tocar un instrumento o cantar leyendo una hoja de música puede ser más fácil que aprender a leer!
La cuestión de una educación efectiva es uno de los puntos más dolorosos para los educadores. Si se toca el tema, inmediatamente se habla de subsidios para los programas de música. “Mira”, diría uno, “antes había más dinero y se enseñaba mejor, pero ahora han cortado por completo el subsidio!” En realidad si ese es el caso, ¿por qué cuando nos pagaban mejor, no pasamos la “alfabetización” musical a la siguiente generación? Después de todo, viene de esta generación la política apática del iletrado musical.
Si solamente se tratara de dinero, el éxito del maestro dependería estrictamente de su salario. En la actualidad, depende de los métodos y habilidades del maestro.
Entre nosotros están los “pioneros,” aquellos que quieren ser creativos. Son más productivos que otros, pero siguen ganando el mismo dinero! Por supuesto, el educador debería ser recompensado por un alto rango de éxito. Pero si no hay un método productivo, los resultados se desvanecen en el aire! Los subsidios solamente son un tipo de “fertilizante,” con la intención de incentivar los resultados. No podemos esperar que los retoños broten de la tierra si nunca hemos sembrado semillas.
Pudieran parecer mis ideas una blasfemia, pero nosotros los educadores de la música hemos recibido lo que merecemos. La educación musical continuará creciendo pobremente y marchitándose hasta que aprendamos a enseñar con efectividad a los niños. Existe una ley de justicia en el mercado: la ineficacia del trabajo cuesta lo mismo. Entonces, si la música todavía no ha sido cortada completamente de los programas escolares, podemos agradecer la confianza de la gente en la educación musical.
La Química se basa en la tabla de los elementos, no en la alquimia medieval. Las Matemáticas se basan en las tablas de multiplicación más que en los números romanos. Pero los fundamentos de la educación musical son todavía confusos. Los educadores están aún discutiendo cómo es mejor nombrar las notas: Solfeo Do, Re, Mi, o con el Sistema Alfabético: C,D,E. Todavía no se decide qué es exactamente la música. ¿Es un lenguaje o una forma de arte? Y qué es lo que constituye una educación musical: ¿conferencias sobre música o hacer música? Arriba de todo esto, por alguna razón, se ha decidido que la pedagogía ha sido desarrollada por completo desde hace mucho, y lo único que les queda a los maestros es tomar el mejor curso de enseñanza y seguirlo al pie de la letra fácilmente y sin pensar.
He llegado a la conclusión y lo puedo afirmar con autoridad, que nuestro sistema de educación musical está al mismo nivel que la alfabetización en la edad media, cuando solamente un selecto grupo sabía leer y escribir. Para probar mi punto de vista, a continuación incluyo una cita del libro: Educación en Holanda: Historia y Contemporaneidad, original del conocido historiador Nan Dodde:
“En los albores de la educación en las escuelas parroquiales para niños y niñas de la edad de 7 a 10 años, el aprendizaje se basaba completamente en memorización. Los libros eran extremadamente caros y leer sólo era accesible para unos cuantos. La mayoría de los alumnos no podían leer después de tres años de educación. Leer… se enseñaba letra por letra, palabra por palara. Los maestros presentaban tarjetas con letras, sílabas y palabras… Los alumnos mentalmente conectaban los sonidos y las letras y los decían en voz alta.
… La regla de la educación medieval era primero memorizar textos y después entenderlos. Esto no solamente afectó leer por palabras y la lectura elemental, sino también la lectura avanzada. La evidencia de la habilidad para leer fue expresada en los trabajos de lectura de los autores clásicos como Cicerón. Fragmentos de trabajos de estos autores se supone que eran aprendidos de memoria. La memoria de un alumno era su biblioteca personal.”
Varios siglos han pasado. La civilización ha cambiado mucho. Todos, sin considerar si son talentosos, estudian los fundamentos de Matemáticas y Química. Pero las bases de la música todavía no son accesibles más que para unos cuantos. No conozco ningún curso contemporáneo que sea capaz de enseñar literatura musical a nadie. Nuestra sociedad no puede ni siquiera imaginar cómo podría ser de otro modo. Solamente se puede perder lo que se tuvo. Mientras que una persona no ha sido educada musicalmente, nunca escuchará la alarma acerca de la “alfabetización” musical, los educadores musicales continuarán siendo despedidos de las escuelas
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Replied by hellene on topic Todos podemos ser Músicos: Defensa de la Música
Cada día se abren nuevos estudios y organizaciones de música. En los artículos que se publican dentro de cualquier comunidad pedagógica relacionada, encuentras primero y ante todo muchas palabras acerca de la importancia de la educación musical y la preservación de la música como un arte pero la mayoría de las personas en nuestro mundo continúa siendo iletrado musicalmente. No pueden tocar ni un solo instrumento, leer notación musical, cantar leyendo las notas o escribir música sobre papel.
En la actualidad no es difícil enseñar literatura musical en escuelas públicas. Sería simplemente necesario introducir métodos más efectivos de enseñanza en la práctica escolar. Sin embargo, las escuelas tienen otra visión; se piensa que para salvar la música, se deben de vender más libros e instrumentos, ofrecer más clases, sin mencionar que los padres deben estar convencidos, al igual que el personal administrativo y los sectores de gobierno, que la educación musical es importante. Y ante la pregunta de por qué la música que necesita ser salvada no educa realmente, bueno eso es considerado un ofensivo e indecente tópico.
Cientos de miles de educadores están atrapados en una tormenta de actividad: gastan millones de horas con alumnos, se reúnen en convenciones, envían folletos multicolores exponiendo la positiva influencia de la música en el cerebro, publican hojas de música y libros, y organizan protestas en defensa de la educación musical. ¡Esto ha pasado por casi un siglo! Pareciera que estos esfuerzos se han unido para poner a la educación musical en el foco de atención. Sin embargo la situación continúa siendo la misma: todavía tenemos una sociedad musicalmente iletrada.
Nuestros niños están creciendo sin música viva. Los padres no pueden tocar ni una canción de cuna, los instructores en las guarderías no pueden tocar ni la más simple de las rondas infantiles y los adolescentes no pueden escribir en papel una simple melodía que les venga a la mente. El resultado es una inhabilidad extendida de escuchar formas avanzadas de buena música. Las formas más simples y sin interés de música, dominan la radio, los álbumes con los sellos discográficos de mayor venta y funciones en vivo. Ha sido mucho tiempo el que ha transcurrido sin que nuestra sociedad haya producido nuevos Mozarts y Beethovens y la gente gradualmente ha perdido interés en la música seria.
A esta altura ustedes se preguntarán: ¿Pero es realmente necesario que todas las personas aprendan música al mismo nivel que un alumno en una escuela de música? La respuesta es que no solamente es necesario, sino completamente posible. ¿No encuentran sorprendente que el 99% de los norteamericanos puedan leer y escribir? ¡Les aseguro que el aprendizaje para tocar un instrumento o cantar leyendo una hoja de música puede ser más fácil que aprender a leer!
La cuestión de una educación efectiva es uno de los puntos más dolorosos para los educadores. Si se toca el tema, inmediatamente se habla de subsidios para los programas de música. “Mira”, diría uno, “antes había más dinero y se enseñaba mejor, pero ahora han cortado por completo el subsidio!” En realidad si ese es el caso, ¿por qué cuando nos pagaban mejor, no pasamos la “alfabetización” musical a la siguiente generación? Después de todo, viene de esta generación la política apática del iletrado musical.
Si solamente se tratara de dinero, el éxito del maestro dependería estrictamente de su salario. En la actualidad, depende de los métodos y habilidades del maestro.
Entre nosotros están los “pioneros,” aquellos que quieren ser creativos. Son más productivos que otros, pero siguen ganando el mismo dinero! Por supuesto, el educador debería ser recompensado por un alto rango de éxito. Pero si no hay un método productivo, los resultados se desvanecen en el aire! Los subsidios solamente son un tipo de “fertilizante,” con la intención de incentivar los resultados. No podemos esperar que los retoños broten de la tierra si nunca hemos sembrado semillas.
Pudieran parecer mis ideas una blasfemia, pero nosotros los educadores de la música hemos recibido lo que merecemos. La educación musical continuará creciendo pobremente y marchitándose hasta que aprendamos a enseñar con efectividad a los niños. Existe una ley de justicia en el mercado: la ineficacia del trabajo cuesta lo mismo. Entonces, si la música todavía no ha sido cortada completamente de los programas escolares, podemos agradecer la confianza de la gente en la educación musical.
La Química se basa en la tabla de los elementos, no en la alquimia medieval. Las Matemáticas se basan en las tablas de multiplicación más que en los números romanos. Pero los fundamentos de la educación musical son todavía confusos. Los educadores están aún discutiendo cómo es mejor nombrar las notas: Solfeo Do, Re, Mi, o con el Sistema Alfabético: C,D,E. Todavía no se decide qué es exactamente la música. ¿Es un lenguaje o una forma de arte? Y qué es lo que constituye una educación musical: ¿conferencias sobre música o hacer música? Arriba de todo esto, por alguna razón, se ha decidido que la pedagogía ha sido desarrollada por completo desde hace mucho, y lo único que les queda a los maestros es tomar el mejor curso de enseñanza y seguirlo al pie de la letra fácilmente y sin pensar.
He llegado a la conclusión y lo puedo afirmar con autoridad, que nuestro sistema de educación musical está al mismo nivel que la alfabetización en la edad media, cuando solamente un selecto grupo sabía leer y escribir. Para probar mi punto de vista, a continuación incluyo una cita del libro: Educación en Holanda: Historia y Contemporaneidad, original del conocido historiador Nan Dodde:
“En los albores de la educación en las escuelas parroquiales para niños y niñas de la edad de 7 a 10 años, el aprendizaje se basaba completamente en memorización. Los libros eran extremadamente caros y leer sólo era accesible para unos cuantos. La mayoría de los alumnos no podían leer después de tres años de educación. Leer… se enseñaba letra por letra, palabra por palara. Los maestros presentaban tarjetas con letras, sílabas y palabras… Los alumnos mentalmente conectaban los sonidos y las letras y los decían en voz alta.
… La regla de la educación medieval era primero memorizar textos y después entenderlos. Esto no solamente afectó leer por palabras y la lectura elemental, sino también la lectura avanzada. La evidencia de la habilidad para leer fue expresada en los trabajos de lectura de los autores clásicos como Cicerón. Fragmentos de trabajos de estos autores se supone que eran aprendidos de memoria. La memoria de un alumno era su biblioteca personal.”
Varios siglos han pasado. La civilización ha cambiado mucho. Todos, sin considerar si son talentosos, estudian los fundamentos de Matemáticas y Química. Pero las bases de la música todavía no son accesibles más que para unos cuantos. No conozco ningún curso contemporáneo que sea capaz de enseñar literatura musical a nadie. Nuestra sociedad no puede ni siquiera imaginar cómo podría ser de otro modo. Solamente se puede perder lo que se tuvo. Mientras que una persona no ha sido educada musicalmente, nunca escuchará la alarma acerca de la “alfabetización” musical, los educadores musicales continuarán siendo despedidos de las escuelas
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12 Oct 2014 19:47 #16227
by hellene
Después de años de preparación, mi metodología ha funcionado y la he ido perfeccionando. ¡Clases completas pueden tocar el piano libremente, leer notas, cantar leyendo partituras y escribir melodías en papel! Sin embargo es más difícil atraer el interés de la gente en esto de lo que yo pensaba. ¡Me llevó un esfuerzo colosal persuadir a la prensa para publicar mis logros! Al final, apenas entendieron lo que estaba sucediendo. Naturalmente estos periodistas se gradúan de escuelas donde no se imparten clases efectivas de música. Para ellos la educación musical es una nota hueca; no saben mucho sobre música y el material resulta intimidante y sin interés para ellos.
Llegó un punto en que tuve que recurrir a “actos circenses:” ¡enseñar a un niño a tocar el piano con ambas manos en 15 minutos durante una transmisión en vivo, o exhibir a mis alumnos de tres o hasta dos años de edad interpretando a Bach! Aun así no atraje el interés de los profesionales de la música. ¡Tampoco recibí ni una llamada de algún educador musical! La convicción de que la música es sólo para los talentosos y que únicamente con los elegidos se puede trabajar se ha convertido en la segunda naturaleza para los educadores musicales. Para ellos, la idea de la “alfabetización” musical universal no es más que un bello sueño.
Hoy en día, reconociendo su debilidad metodológica, la pedagogía musical ha invertido en herramientas y todo tipo de bienes materiales: instrumentos, equipo y accesorios musicales. Supuestamente todo esto es capaz de llevar música a las masas. Bueno, tengo que admitir que es divertido jugar con ellos. Pero aún comprando el piano más grande y añadiendo todos los instrumentos de una orquesta sinfónica, no hay garantía de hacer música. Solamente alguna persona con un talento innato puede tocar sin partitura. ¡Para el resto de los mortales, es esencial leer las notas!
Ser letrado musicalmente es la única fuerza indispensable para el progreso de la música. Al mismo tiempo, aun si ustedes compran un montón de textos y literatura, su capacidad musical no aumentará. La habilidad de leer notas viene de un método efectivo antes de todo.
Se pueden gastar millones de dólares en el equipo más nuevo e instrumentos para escuelas y para miles de convenciones y presentaciones. Pueden impartir seis horas a la semana de clases de música en la escuela y poner tambores y panderos en todos sus patios pero hasta que seamos capaces de enseñar a cada niño por nota y leer de una partitura, a tocar el piano con dos manos, todo ese dinero se hará polvo, tal como ha sido y continúa siendo. Si se va a invertir dinero, entonces que se use para un método efectivo de enseñanza de música no como un arte, sino como un lenguaje. Y esto debe hacerse especialmente en escuelas públicas.
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Después de años de preparación, mi metodología ha funcionado y la he ido perfeccionando. ¡Clases completas pueden tocar el piano libremente, leer notas, cantar leyendo partituras y escribir melodías en papel! Sin embargo es más difícil atraer el interés de la gente en esto de lo que yo pensaba. ¡Me llevó un esfuerzo colosal persuadir a la prensa para publicar mis logros! Al final, apenas entendieron lo que estaba sucediendo. Naturalmente estos periodistas se gradúan de escuelas donde no se imparten clases efectivas de música. Para ellos la educación musical es una nota hueca; no saben mucho sobre música y el material resulta intimidante y sin interés para ellos.
Llegó un punto en que tuve que recurrir a “actos circenses:” ¡enseñar a un niño a tocar el piano con ambas manos en 15 minutos durante una transmisión en vivo, o exhibir a mis alumnos de tres o hasta dos años de edad interpretando a Bach! Aun así no atraje el interés de los profesionales de la música. ¡Tampoco recibí ni una llamada de algún educador musical! La convicción de que la música es sólo para los talentosos y que únicamente con los elegidos se puede trabajar se ha convertido en la segunda naturaleza para los educadores musicales. Para ellos, la idea de la “alfabetización” musical universal no es más que un bello sueño.
Hoy en día, reconociendo su debilidad metodológica, la pedagogía musical ha invertido en herramientas y todo tipo de bienes materiales: instrumentos, equipo y accesorios musicales. Supuestamente todo esto es capaz de llevar música a las masas. Bueno, tengo que admitir que es divertido jugar con ellos. Pero aún comprando el piano más grande y añadiendo todos los instrumentos de una orquesta sinfónica, no hay garantía de hacer música. Solamente alguna persona con un talento innato puede tocar sin partitura. ¡Para el resto de los mortales, es esencial leer las notas!
Ser letrado musicalmente es la única fuerza indispensable para el progreso de la música. Al mismo tiempo, aun si ustedes compran un montón de textos y literatura, su capacidad musical no aumentará. La habilidad de leer notas viene de un método efectivo antes de todo.
Se pueden gastar millones de dólares en el equipo más nuevo e instrumentos para escuelas y para miles de convenciones y presentaciones. Pueden impartir seis horas a la semana de clases de música en la escuela y poner tambores y panderos en todos sus patios pero hasta que seamos capaces de enseñar a cada niño por nota y leer de una partitura, a tocar el piano con dos manos, todo ese dinero se hará polvo, tal como ha sido y continúa siendo. Si se va a invertir dinero, entonces que se use para un método efectivo de enseñanza de música no como un arte, sino como un lenguaje. Y esto debe hacerse especialmente en escuelas públicas.
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19 Oct 2014 23:50 - 19 Oct 2014 23:52 #16307
by hellene
El hijo de una conocida compone canciones pop. Hace poco orgullosamente ella dijo: “¡No entendiendo cómo ha logrado ser tan buen compositor! ¡Nunca ha estudiando música y no puede leer ni una nota!” Otro conocido que es un disk jockey está completamente convencido que es un músico e interpreta como un director o un músico de concierto. Ambos han sido engañados por nuestro sistema de educación musical. No había nada cercano a la música, nada que los haya introducido al lenguaje de la música a lo que es llamado “lecciones de música” en la escuela. Desde los primeros tiempos, les hemos mentido a los niños, diciéndoles que “música” es cantar canciones, movimiento rítmico, tocar instrumentos ruidosos e historias sobre compositores. Y ahora, personas ingeniosas que pueden cantar algunas melodías, de repente se convierten en “grandes compositores”. Y los disk jockeys son considerados “grandes músicos.”
Querido lector, abordemos finalmente esta certeza: ¡el emperador no está vestido! El disk jockey no está haciendo música. Nombren las clases como gusten pero ¡por favor no las llamen “clases de música!”
Las clases de música deben enseñar al alumno:
• A leer con fluidez notas en la Clave de Sol y Clave de Fa al mismo tiempo
• A escribir dictados musicales
• A cantar en voz alta leyendo las anotaciones musicales
• A Tocar el piano con dos manos leyendo partituras
El resultado final de una educación musical adecuada es una mente orientada hacia la música: la habilidad no solamente de hacer música, sino escribirla y componerla. Así como una clase de Inglés enseña el idioma Inglés, de la misma manera una lección de música enseña el lenguaje de la música. Esto significa que uno debe ser capaz de expresar racionalmente sus propias ideas en este lenguaje de un modo gramaticalmente articulado.
En Estados Unidos los maestros privados son los que principalmente enseñan música a los principiantes. El Gobierno casi nunca los apoya o regula sus actividades. La responsabilidad sobre la calidad de las clases está sobre sus hombros. La selección de estudiantes es simplemente limitada: Los que pueden pagar son los que pueden aprender. Este grupo representa menos del 7% de todas las familias en el país. Y este número rápidamente decrece- la gente está cansada de los constantes problemas asociados a la educación musical. Muchos niños no llegan a aprender nada – sus padres no se encuentran en la posición financiera para pagarles clases. El sistema por completo los hace a un lado, inclusive a aquellos que son talentosos. De este modo estamos discriminando a nuestros niños y a la cultura musical de generaciones futuras.
En menos que circunstancias idóneas, aun los maestros de música, los profesionales, no están completamente educados. De acuerdo al censo del año 2000, los maestros de medio tiempo constituían el 40% del número total de pedagogos musicales. Su salario promedio es menor a $20,000 USD al año . Enseñar música a principiantes es una buena manera de ganar dinero: la carga de trabajo está a su máximo mientras que los frutos obtenidos están al mínimo. Los profesores se ven forzados a tomar un segundo trabajo para redondear sus ingresos, a menudo fuera de la esfera musical. Además de que los músicos tienen poco conocimiento de la metodología, psicología y pedagogía de la disciplina musical. Habiendo aprendido con los nombres alfabéticos de las notas, muchos educadores en los E.U. no pueden ni siquiera expresarse en Solfeo.
Todo esto es el resultado de la Educación Pública sobre música.
Clases sobre música incluyen todo lo que no puede enseñar el lenguaje de la música: cantar canciones, llevar el ritmo con las manos, tocar en orquestas ruidosas, conferencias sobre música y aprender varias reglas teóricas. Su meta es no enseñar, sino introducir y proveer de información general sobre música como un arte. Clases sobre música son impartidas en las escuelas de manera gratuita y pretenden atraer una grande porción del estudiantado. Si existe un pionero en la escuela, debe buscar y ensamblar una orquesta, ofreciendo una oportunidad opcional para aquellos que quieran aprender a tocar algún instrumento.
El salario de aquellos que enseñan sobre música no es muy alto pero un poco más estable en un promedio de $50,462 USD al año. Estos educadores son apoyados por el gobierno que les otorga vacaciones pagadas y otros privilegios relacionados al trabajo.
Se piensa que las clases sobre música alientan la apreciación por el arte de la música y despiertan el interés por aprender a leer y a tocar. Desafortunadamente esto solamente sucede con los más apasionados y brillantes maestros, cuyo número es pequeño. Las lecciones sobre música no añaden nada a la habilidad de nadie y seguramente no pueden despertar o inocular mucho de algo, excepto aburrición.
Estamos cayendo en picada en espirales resbaladizas. Son pocas las personas que pueden comprender realmente el lenguaje musical, son menos las que tienen interés en clases privadas y menos demanda hay de profesores. La “alfabetización” musical Institucionalizada, financiada en la forma de clases sobre música, gradualmente está exprimiendo a los verdaderos profesionales que son los únicos capaces de desarrollar el arte, fuera completamente de la disciplina. El círculo se está cerrando. Solamente hay una salida – una completa revisión de la educación musical. En el sector público, es esencial ofrecer clases de música y como suplemento, añadir clases sobre música.
Examinemos lo que está sucediendo actualmente en los salones de la mayoría de nuestras escuelas.
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El hijo de una conocida compone canciones pop. Hace poco orgullosamente ella dijo: “¡No entendiendo cómo ha logrado ser tan buen compositor! ¡Nunca ha estudiando música y no puede leer ni una nota!” Otro conocido que es un disk jockey está completamente convencido que es un músico e interpreta como un director o un músico de concierto. Ambos han sido engañados por nuestro sistema de educación musical. No había nada cercano a la música, nada que los haya introducido al lenguaje de la música a lo que es llamado “lecciones de música” en la escuela. Desde los primeros tiempos, les hemos mentido a los niños, diciéndoles que “música” es cantar canciones, movimiento rítmico, tocar instrumentos ruidosos e historias sobre compositores. Y ahora, personas ingeniosas que pueden cantar algunas melodías, de repente se convierten en “grandes compositores”. Y los disk jockeys son considerados “grandes músicos.”
Querido lector, abordemos finalmente esta certeza: ¡el emperador no está vestido! El disk jockey no está haciendo música. Nombren las clases como gusten pero ¡por favor no las llamen “clases de música!”
Las clases de música deben enseñar al alumno:
• A leer con fluidez notas en la Clave de Sol y Clave de Fa al mismo tiempo
• A escribir dictados musicales
• A cantar en voz alta leyendo las anotaciones musicales
• A Tocar el piano con dos manos leyendo partituras
El resultado final de una educación musical adecuada es una mente orientada hacia la música: la habilidad no solamente de hacer música, sino escribirla y componerla. Así como una clase de Inglés enseña el idioma Inglés, de la misma manera una lección de música enseña el lenguaje de la música. Esto significa que uno debe ser capaz de expresar racionalmente sus propias ideas en este lenguaje de un modo gramaticalmente articulado.
En Estados Unidos los maestros privados son los que principalmente enseñan música a los principiantes. El Gobierno casi nunca los apoya o regula sus actividades. La responsabilidad sobre la calidad de las clases está sobre sus hombros. La selección de estudiantes es simplemente limitada: Los que pueden pagar son los que pueden aprender. Este grupo representa menos del 7% de todas las familias en el país. Y este número rápidamente decrece- la gente está cansada de los constantes problemas asociados a la educación musical. Muchos niños no llegan a aprender nada – sus padres no se encuentran en la posición financiera para pagarles clases. El sistema por completo los hace a un lado, inclusive a aquellos que son talentosos. De este modo estamos discriminando a nuestros niños y a la cultura musical de generaciones futuras.
En menos que circunstancias idóneas, aun los maestros de música, los profesionales, no están completamente educados. De acuerdo al censo del año 2000, los maestros de medio tiempo constituían el 40% del número total de pedagogos musicales. Su salario promedio es menor a $20,000 USD al año . Enseñar música a principiantes es una buena manera de ganar dinero: la carga de trabajo está a su máximo mientras que los frutos obtenidos están al mínimo. Los profesores se ven forzados a tomar un segundo trabajo para redondear sus ingresos, a menudo fuera de la esfera musical. Además de que los músicos tienen poco conocimiento de la metodología, psicología y pedagogía de la disciplina musical. Habiendo aprendido con los nombres alfabéticos de las notas, muchos educadores en los E.U. no pueden ni siquiera expresarse en Solfeo.
Todo esto es el resultado de la Educación Pública sobre música.
Clases sobre música incluyen todo lo que no puede enseñar el lenguaje de la música: cantar canciones, llevar el ritmo con las manos, tocar en orquestas ruidosas, conferencias sobre música y aprender varias reglas teóricas. Su meta es no enseñar, sino introducir y proveer de información general sobre música como un arte. Clases sobre música son impartidas en las escuelas de manera gratuita y pretenden atraer una grande porción del estudiantado. Si existe un pionero en la escuela, debe buscar y ensamblar una orquesta, ofreciendo una oportunidad opcional para aquellos que quieran aprender a tocar algún instrumento.
El salario de aquellos que enseñan sobre música no es muy alto pero un poco más estable en un promedio de $50,462 USD al año. Estos educadores son apoyados por el gobierno que les otorga vacaciones pagadas y otros privilegios relacionados al trabajo.
Se piensa que las clases sobre música alientan la apreciación por el arte de la música y despiertan el interés por aprender a leer y a tocar. Desafortunadamente esto solamente sucede con los más apasionados y brillantes maestros, cuyo número es pequeño. Las lecciones sobre música no añaden nada a la habilidad de nadie y seguramente no pueden despertar o inocular mucho de algo, excepto aburrición.
Estamos cayendo en picada en espirales resbaladizas. Son pocas las personas que pueden comprender realmente el lenguaje musical, son menos las que tienen interés en clases privadas y menos demanda hay de profesores. La “alfabetización” musical Institucionalizada, financiada en la forma de clases sobre música, gradualmente está exprimiendo a los verdaderos profesionales que son los únicos capaces de desarrollar el arte, fuera completamente de la disciplina. El círculo se está cerrando. Solamente hay una salida – una completa revisión de la educación musical. En el sector público, es esencial ofrecer clases de música y como suplemento, añadir clases sobre música.
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